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El Universo
Es
imposible estudiar un sistema del universo sin estudiar al hombre. Al
mismo tiempo es imposible estudiar al hombre sin estudiar el universo. El
hombre es una imagen del mundo. Él fue creado por las mismas leyes que
crearon el mundo entero”[1]
dijo
G. I. Gurdjieff, según lo interpreta P. D. Ouspensky en su libro In
search of the miraculous*
[2]
(En busca de lo milagroso). Pero no pretendo aquí exponer las ideas filosóficas
de Gurdjieff que no corresponden en este
espacio, pero si referirme a sus teorías científicas que si pueden
someterse a prueba. De estas,
solamente quiero mencionar dos de las leyes[3]
que él considera como fundamentales, que gobiernan todos los procesos en
el mundo y el hombre.
La
primera: la ley de tres fuerzas o tres principios. De acuerdo a
esta ley, toda acción, todo fenómeno en todos los mundos, sin excepción,
es el resultado o una simultanea acción de tres fuerzas -la positiva,
la negativa y la neutralizadora. La segunda: la ley de siete o la
ley de octavas. Para entender el significado de esta ley es necesario
considerar el universo como consistente de vibraciones. Esas
vibraciones proceden en todas formas, aspectos y densidades de las
materias que constituyen el universo, desde las más finas, a las más
toscas;
ellas emanan de varias fuentes y se producen en varias direcciones,
cruzándose unas a otras, chocando, reforzándose, debilitándose, deteniéndose
unas a otras, etc.”.
En conexión con esto, Gurdjieff destaca el usual punto de vista
aceptado (en su tiempo) en Occidente[4]:
que
la vibración es continua, esto es, que las vibraciones proceden
ininterrumpidamente, ascendiendo o descendiendo, por todo el tiempo que
continúe actuando la fuerza del impulso original el cual causó la
vibración que la produjo. Opuesta a ese punto de vista, expone el punto
de vista del antiguo conocimiento que es opuesto al de la ciencia
contemporánea (de su época), porque en la base del entendimiento de
vibraciones, los antiguos sitúan el principio de la “discontinuidad
de las vibraciones”. Este diferente punto de vista lo define como
que
“(...) significa la
definitiva y necesaria característica de todas las vibraciones en
la naturaleza, bien ascendentes o descendentes, para desarrollarse no
uniformemente, pero sí con periódicas aceleraciones y
retardaciones”[5] |