POSIBILIDAD DE LO IMPOSIBLE  

                  Como ya hemos visto en el capítulo anterior, la antigüedad mesoamericana hasta 1862 en que se produce el descubrimiento de la primera cabeza colosal, parecía poder articularse en tres fases: Arcaica o Preclásica, anterior a la era cristiana; Clásica, durante el primer milenio y Postclásica, desde el año mil hasta la conquista española. Ese hecho cambia todo el panorama y al conocerse la existencia de una civilización anterior a la maya, que después se denominaría Olmeca, crea nuevos espacios, para dar lugar a una antigüedad más profunda, de acuerdo a los estudios realizados. Si bien sabemos que el hombre habitó estas tierras antes de los primeros asentamientos que dieron origen a Mesoamérica, ahora nos encontramos con que tenemos que acomodar a otra civilización en el período anterior. Pero si no sabemos de donde llegaron los primeros mayas y poco conocemos de los Olmecas, la incógnita se duplica.

                La civilización mesoamericana, de la cual, la más importante es la maya, fue una civilización autóctona, ya que nadie ha podido probar que hayan venido de alguna civilización conocida, en el momento de su agrupación y desarrollo. La civilización Olmeca, por el contrario, sí tuvo que haber venido de otro lugar. Esto es un hecho cierto, puesto que en el período de su aparición, científicamente comprobada de por lo menos 1500 años antes de nuestra era, ya constituía una civilización en la cúspide de su desarrollo. Los rasgos de sus figuras esculpidas en piedra, no pertenecen a ninguna otra de las civilizaciones conocidas en aquellos momentos. Ni siquiera al hombre africano, pues sus rasgos son negroides, más parecidos a los etíopes, que los de cualquier otra región de Africa. Nadie ha podido probar que la civilización Olmeca fuera un desprendimiento de otras civilizaciones, que en aquella época eran casi inexistentes. Por otra parte, su aparición en Tres Zapotes muchos siglos antes que aquellas existieran, la hacen aparecer como probablemente de las primeras civilizaciones conocida en esta era, o cuando menos, contemporánea con las más antiguas.

                De donde llegaron y donde se originó la agricultura, son las preguntas claves y de sus respuestas depende la solidez del edificio teórico que sobre ellas se construya. Para comenzar la estructura, yo denominaré las tres etapas conocidas, la de Tres Zapotes, San Lorenzo y La Venta, como la acción de invasores de un lugar lejano y desconocido. La primera fase, la más antigua,  sería la de avanzada o establecimiento, la segunda de desembarco y conquista y la tercera de colonización y retirada. Se sabe que el hombre que pobló el continente americano llegó de Asia, hace más de veinticinco mil años, eran parte de la especie del Homo sapiens, pero el hecho que los Olmecas “conquistaron” y “colonizaron” a esos Homo sapiens, no prueba que ellos también fueran Homo sapiens.

                La domesticación de la agricultura y su desarrollo para alimentar a la población indígena, da lugar al maíz, principal alimento de los nativos en aquella época y aún hasta nuestros días. Parece que la fase decisiva que condujo a la domesticación del maíz, duró en el valle de Tehuacán, aproximadamente de 5000 a 3500 años antes de nuestra era. Esto nos hace creer como posible, que su desarrollo se produjera, aproximadamente también, a partir del año 3114 a.C., fecha en que comienza el calendario maya a la que llamaríamos la fase de “establecimiento”. Es posible que esos invasores, en su misión de establecimiento hayan introducido el maíz ya domesticado y lo hayan plantado en gran escala para que fuera cultivado por los nativos y así crear las fuentes de alimentación que serian necesarias en la fase de “desembarco y conquista”.