Los Olmecas (2)  

  1. LA CIVILIZACION OLMECA

                 “Con frecuencia se han comparado  los aztecas a los romanos, los mayas a los griegos. Se ha podido decir de los toltecas, que en la Antigüedad india han desempeñado un papel comparable al de los etruscos en Italia;  los Olmecas, en cambio nos hacen pensar en los sumerios: largo tiempo desconocidos, como ellos; precursores, como ellos; hundidos bajo los escombros de los milenios, como ellos; y ocultos a nuestros ojos por los vestigios de los pueblos que les han sucedido”. Con éste, el segundo párrafo de su introducción, comienza Jacques Soustelle su libro Los Olmecas[1] que me propongo utilizar como marco de referencia para este capítulo de mi trabajo.

                 De toda la bibliografía que he podido obtener, este libro de Jacques Soustelle lo considero el más completo y su narrativa -muy rica en información e ideas de lo posible-,  muy apropiada para el desarrollo de mi tesis. Como podremos ver del estudio, muy reducido por cierto, de la civilización Olmeca hay muy poco conocido, y de lo conocido, muy poco comprobado científicamente. De lo conocido existen distintas interpretaciones de carácter científico; otras, hasta la fecha del libro de Soustelle 1979, -y creo que después de eso, muy poco más se haya logrado-, sencillamente no existen; siguen constituyendo un misterio. Mi trabajo consiste en exponer teorías que puedan dar una posible explicación a lo conocido, así como también a lo desconocido.

                 La Antigüedad mexicana o antes bien mesoamericana, parecía poder articularse en tres fases: Arcaica o Preclásica, anterior a la era cristiana; Clásica, durante el primer milenio y Postclásica desde el año mil hasta la conquista española. Antes del Preclásico, por tanto antes de la agricultura y de las aldeas, ¿había hombres en Mesoamérica? Y, en caso afirmativo ¿de donde llegaron? Había otro problema, el origen de la agricultura: ¿de donde venia el maíz? ¿Donde fue domesticado, amansado, para llegar a convertirse en la base misma de la existencia india?, se pregunta Soustelle.

                 Según el estado actual de nuestros conocimientos, se contesta, el hombre que pobló el continente americano puso pie en él llegando del Asia, hace más de veinticinco mil  años y sin duda menos de cuarenta mil años. Hay hombres en el Perú hacia el año 13,000 a.C., en Chile hacia 7,000. En el México central, el hombre muestra su presencia hace más de veinte mil años tallando puntas de jabalina de piedra y matando mamuts, Aquellos “indios” pertenecían todos ellos, sin duda alguna, a la especie Homo sapiens, es decir a la nuestra. Hasta hoy, no se ha encontrado en América vestigios de especies humanas o humanoides desaparecidas, como los neandertalienses, pitecántropos o australopítecos; por tanto, todo nos lleva a pensar  que América ha sido, en realidad, el “Continente Nuevo” y que el hombre llegó a ella recientemente, en la escala geológica, desde luego.[2]

                  El maíz ha sido y sigue siendo para el indio, hoy como hace cinco mil años, la fuente vital por excelencia. Pero ese precioso maíz, ¿donde y cuando apareció? Parece que la fase decisiva que condujo a la domesticación del maíz duró en el valle de Tehuacán, desde 5000 a 3500 años, aproximadamente, antes de nuestra era. A partir de la segunda mitad del cuarto milenio, la agricultura da alimento suficiente y con regularidad bastante, para que se formen en el valle aldeas con grupos de chozas circulares.[3]