EL ORIGEN DE LAS ESPECIES (4)     

                   Y continuó explicando, que aunque la mayoría de las características del cortejo-exhibición están dirigidos a excitar la hembra para ponerla en una situación de aceptación para celebrar el acto sexual, más que para su selección de un macho por otro, sigue siendo cierto que, como Darwin sugirió, ellos ejecutan su efecto vía los órganos sensoriales, mente y cerebro de otro individuo, en este caso, el femenino.  Por tanto, Darwin había dado la clave sobre el importante principio que la selección puede ser de diferentes tipos, actuando en diferentes y algunas veces contradictorias formas y a través de diferentes canales operacionales.

                             Aunque fue cauteloso en no presionar sobre conclusiones no soportadas, una vez que había establecido la validez de sus ideas a su propia satisfacción, no dudó delinear la más completa implicación de ellas -aunque aún así, su modestia siempre fue evidente-. Al final de Origen Darwin escribió que cuando sus puntos de vista y los de Wallace o “análogos puntos de vista sobre el origen de las especies sean generalmente admitidos, nosotros vagamente prevemos que habrá una considerable revolución en historia natural”.

                            Darwin continúa con más firmes profecías, todas las cuáles han venido a resultar ciertas. “Un gran casi desconocido campo de preguntas será abierto, sobre las causas  y leyes de variación, sobre correlación, sobre los efectos de usos y desuso. Nuestras clasificaciones vendrán a ser, tan lejos como hasta donde ellas puedan ser hechas, genealógicas; y ellas entonces completamente darán lo que puede ser llamado el plan de la creación (énfasis agregado por mi). “Psicología será basada en un nuevo fundamento” y finalmente su inmortal declaración: “Luz será arrojada sobre el origen del hombre y su historia.” (énfasis agregado por mi).

                 Hasta aquí un resumen de la Introducción especial de Julián Huxlely.

                             Algo que yo considero sumamente interesante y de gran importancia, por sus implicaciones en el  comportamiento social humano, es que Darwin mostró que la selección natural, por su naturaleza misma, nunca causa o promueve la evolución de un carácter el cuál es primario para ventaja de otra especie. En otras palabras, todas las especies evolucionan para mejorar y si por selección natural se modifican nunca será en ventaja de otra especie, o sea, por naturaleza se protegen.  Sin generalizar, pero si observamos la conducta humana, vemos que esta ley no siempre funciona así en el humano. El hombre casi siempre está en una lucha, no por los medios y espacios para su supervivencia, o por el celo sexual, necesidades básicas para la preservación de las especies, sino en una lucha por “destruir” a otro de su propia especie, por egoísmo, ambición, poder, envidia, etc., etc. Esto no solo destruye a otro de su propia especie individualmente, sino también masivamente como sucede con las guerras y en muchos casos origina su autodestrucción, de muchas formas y maneras; creando con ello una cultura que yo llamaría de “canibalismo”, no en el sentido antropológico, sino en el aspecto social de convivencia. Si somos la “corona de la creación” como muchos nos llaman, somos la especie máxima, la primaria en este plano en que habitamos. Es cierto que toda regla tiene su excepción. Pero, ¿es que acaso somos la excepción de la regla? ¿O será que estamos por debajo de otra especie, que no conocemos, que no vemos, pero que su “evolución” por “selección natural”  evoluciona para su “mejoría”, mientras la nuestra va en detrimento y hacia su extinción? ¿Podríamos considerar esa especie primaria?