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EL ORIGEN DE LAS
ESPECIES (5)
Aunque
Darwin publicó formalmente el resultado de sus investigaciones en Julio
1, 1858, sus experiencias en el barco Beagle y la colección de datos y
hechos se remontan a 1837, o sea, un poco más de siglo y medio antes de
la fecha actual. En aquella fecha, como comenta Huxley, la ignorancia
sobre la biología era sumamente grande, lo cuál sucede igual en nuestros
tiempos con respecto a la civilización Olmeca. En el campo de la Biología
se han logrado grandes conocimientos y se han realizado grandes avances,
basados en las leyes establecida por Darwin; en el caso de los Olmecas,
esos conocimientos prácticamente se encuentra estáticos.
Las teorías de la creación formadas sobre bases teológicas, han
ido y siguen perdiendo las bases en que sostenerse, ante el avance de los
conocimientos, unos antropológicos y otros de ciencias diferentes, que
reviven la historia, en algunos casos para afirmarlas o negarlas y en
otros para separar lo que es historia de mito. A pesar de las
investigaciones exhaustivas basadas en procedimientos y técnicas científicas
avanzadas y plenamente confiables por los resultados obtenidos en otros
casos, no se han podido obtener pruebas de que hayan existido personajes y
sitios que se dan como reales. Sin que haya nada en que basar esa
realidad, mucho de lo que se consideraba real hasta fechas muy recientes,
y aún se siguen considerando hoy en día, están pasando a ser un simple
“mito”, solo soportado por la “fe”.
No es el caso discutir si Darwin estaba en lo cierto o no sobre las
leyes de la evolución y selección, porque eso ya ha sido probado sin
ningún lugar a dudas. Lo que quiero comentar, es que ha faltado y sigue
faltando la perspectiva para aceptar lo que el planteó y probó. El no
negó el concepto “religioso” monoteísta de la religión;
lo que el resultado de sus investigaciones negó, fue el “mito de
la creación”. Si leemos detenidamente el último párrafo de mi
recopilación de los comentarios de Huxley y releemos las palabras
textuales de Darwin, con un amplio sentido de objetividad y con la
voluntad de encontrar la verdad, veremos que en sus “profecías”, implícita
y explícitamente está aceptado el concepto de la creación por
“alguien” cuando dice: “lo que puede ser llamado el plan de la
creación”. La falta de objetividad está en no aceptar, que él parte
de un punto donde ya existe lo creado; comienza la evolución a partir de
la vida en la tierra de los organismos más simples, para llegar al origen
del hombre, que es el producto de esa evolución.
En esto hay una tremenda coincidencia con
las teorías de Gurdjieff, al exponer lo que él llama las leyes de
tres y octavas; y cuando Darwin comienza a explicar sus teorías, hace lo
mismo que Gurdjieff, da todo lo anterior por creado; creado de sí mismo,
el Absoluto. ¿Es que acaso los dos no están hablando lo mismo? ¿Y no
está diciendo lo mismo el tercero? La cuestión es simplemente de semántica.
Gurdjieff lo llama “Absoluto”;
Darwin no le da nombre, ya que en su libro Origen, no es el tema,
pero lo acepta, como digo más arriba; y el tercero lo llama Dios (en español),
God (en inglés), Kukulkán o Itzamná (por los Mayas), y con muchos
nombres más, de acuerdo a los idiomas, dialectos, o simples formas de
expresión. Es cuestión solamente del nombre del “creador”.
Cualquier teoría, por muy imposible que parezca, puede ser
posible, si no totalmente, al menos parcialmente. Ese es el gran triunfo
de Darwin, quien fue transformando en “posible” lo que observaba, para
ir convirtiéndolo en realidades y formar sus primeras teorías. Si
aquellas teorías, que después de someterlas a prueba, él con todo
derecho llamó leyes, porque demostró que eran eso y que al final hoy son
aceptadas sin reservas como tal, hubieran sido aceptadas oportunamente, no
habríamos tenido que contemplar tanta hambre en el mundo y tantas
especies extinguidas. Por más de siglo y medio hubiéramos tenido más
conciencia del papel que nos corresponde con respecto al resto del
universo. Y eso no es nada nuevo, la sabían nuestros antepasados. Por
citar un caso, era el concepto que tenían los Mayas de la función del
hombre, de mantener un balance entre la tierra y el cosmos, mediante la
conservación de la naturaleza, como lo llama Gurdjieff, la “comida”
que alimenta la tierra y que es necesaria para mantener la armonía, no
solo de nuestro mundo, sino de todos los mundos. Por ese concepto fue que
los Mayas alcanzaron los grandes logros que alcanzaron en la agricultura y
en el desarrollo de una de las más grandes civilizaciones de las
civilizaciones conocidas y que ha existido en los últimos diez mil años,
aproximadamente.
Después de analizar como esas leyes actúan
con respecto a nuestro Planeta Tierra y a las especies que lo sustentan,
se establecen y complementan, hasta llegar a crear al hombre de nuestra
civilización actual, en el siguiente capítulo analizaremos los
conocimientos cosmológicos de la civilización Maya, de la cuál la
civilización Olmeca fue antecesora.
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